La tortícolis congénita, como su nombre lo indica, es una condición en la que el bebé nace con el cuello torcido. Se manifiesta con la cabeza inclinada hacia un lado, y generalmente con un giro más fácil hacia el lado opuesto.
¿Cuál es su origen?
Desde la osteopatía, se considera que la tortícolis congénita se debe a ciertas fuerzas de compresión mecánica en la base del cráneo, causadas por una mala posición intrauterina o un parto complicado. Esta compresión provoca una irritación unilateral del nervio espinal (XI nervio craneal), lo que resulta en una contractura de los músculos de la nuca, especialmente del esternocleidomastoideo. En algunos casos, también puede asociarse con plagiocefalia.
Sus consecuencias
- Estructurales: El niño crece con la cabeza torcida, lo que aumenta el riesgo de plagiocefalia posicional.
- Funcionales: La rotación de la cabeza se limita hacia uno de los lados, lo que puede dificultar la lactancia y, a largo plazo, provocar problemas de oclusión dental y/o escoliosis.
¿Cómo lo puedo tratar?
El tratamiento osteopático y cráneo sacral es eficaz y relativamente sencillo. Se enfoca en descomprimir la base del cráneo, restaurando su simetría. Es más efectivo cuando se realiza poco después del nacimiento, ya que con el tiempo las estructuras se fijan y la corrección se vuelve más difícil. En algunos casos, el tratamiento osteopático se complementa con ejercicios de fisioterapia.
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