A un buen número de teorías se confrontan para explicar por qué un niño se chupa el pulgar o necesita el chupete. También, para saber si hace falta animarlo, disuadirlo, impedirlo.
Es probable que la succión del pulgar provoque o agrave la tendencia al paladar ojival. En cuanto al chupete, si es de forma anatómica, tal como son los actuales, no presenta el mismo inconveniente para el desarrollo del paladar del niño.
Sea cual sea, el verdadero problema no se sitúa tanto a nivel de las deformaciones potenciales que pueden aparecer a nivel de la cara, como a nivel de las razones o motivos que empujan al niño a mamar de su pulgar o de un chupete.
Seguramente hay un efecto paliativo (la succión es una actividad esencial que puede aportar un cierto consuelo, un efecto tranquilizador).
Al niño cuyo sistema craneal está demasiado cerrado, bloqueado, apretado, el apoyo del pulgar sobre su paladar puede proporcionar un punto de apoyo que permita suavizar las tensiones internas.
¿Qué podemos hacer entonces? ¿Alentarlo, disuadir, impedir su uso?
Es difícil dar marcha atrás cuando el niño o la niña ya han comenzado a succionar su pulgar o usar el chupete, sin arriesgarnos a provocar una situación de conflicto o de incomodidad, no obligatoriamente indispensable.
Un seguimiento con el osteópata puede ser interesante para evitar que el paladar no se haga demasiado ojival o estrecho.
Si se hiciese necesario colocar un aparato dental, lo mejor sería seguir en ese caso el protocolo propuesto anteriormente.
En el Centro de Bienestar en Manos de Nara, entendemos que chuparse el pulgar o usar chupete puede ser una forma para que tu bebé alivie las tensiones craneales.
Por eso, ofrecemos un enfoque integral con osteopatía y técnica craneosacral para ayudar a tu pequeño.
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