Tomar agua no es una elección a la hora de realizar deporte, sino una necesidad.
Los líquidos son esenciales para que el cuerpo mantenga en funcionamiento todos los sistemas y más aún en el deporte.
¿Qué es la deshidratación?
La deshidratación es la pérdida de líquidos superior a su consumo. Es decir, cuando se elimina más líquidos de los que se ingieren.
El ser humano consume líquidos a través de bebidas y alimentos. Sin embargo, el agua presente en los alimentos no es capaz de suplir los líquidos que el cuerpo necesita (mínimo 2,5 litros). Por lo tanto, se debe consumir agua en el transcurso del día.
Lo más importante es el agua, ya que ayuda a eliminar toxinas y cumplir funciones vitales. Tenemos que tener cuidado con bebidas isotónicas, ya que La mayoría pueden resultar dañinas por su alto contenido en azúcares y aditivos químicos.
Consecuencias de la deshidratación
Durante el ejercicio, ocurren procesos en los que se pierden niveles de agua a través del sudor, lo que puede disminuir el rendimiento y causar calambres o lesiones.
Síntomas de la deshidratación
- Mareos
- Aturdimiento
- Ritmo cardíaco acelerado
- Confusión
- Ojos hundidos
- Respiración rápida
- Piel y boca seca.
Deshidratación EN EL ejercicio
La posibilidad de deshidratación durante el ejercicio puede presentarse por diversos factores:
- Iniciar el entrenamiento mal hidratado.
- Hacer ejercicio en zonas de clima muy caliente o muy frío
- Jornadas de ejercicio de más de una hora.
- Personas con poco glucógeno muscular.
- Individuos que hayan estado recientemente enfermos con diarrea o vómito.
Una buena hidratación antes, durante y después de la práctica deportiva es clave para prevenir molestias musculares y articulares. El 70 % del cuerpo de una persona joven está formado por agua. Al hacer deporte, parte de esta agua se elimina por el sudor.
La hidratación, debe comenzar entre dos y cuatro horas antes de la competición o entrenamiento y hay que irse hidratando hasta media hora antes de la práctica deportiva. Mientras se hace deporte, es conveniente beber cada 20 minutos unos 150 mililitros de agua y a partir de una hora de ejercicio es bueno hidratarse con bebidas isotónicas, que contengan una proporción de sales minerales y carbohidratos adecuada. En ejercicios físicos de entre una y dos horas, se recomienda una ingesta de entre 30 y 60 gramos de hidratos de carbono por hora y en ejercicios de mayor duración, hasta 90 gramos.
La pérdida de líquidos hace que la sangre se vuelva más densa, haciendo que su función de transporte de nutrientes y oxigenación a nivel celular se vea limitada provocando alteraciones como inflamación y/o falta de elasticidad en el tejido muscular. De la misma manera, se disminuye la evacuación de sustancias de desecho provocando cúmulos de ácido láctico que incapacitan la contracción muscular y el flujo de energía (ATP) causando fatiga muscular y en algunos casos obligando a parar el ejercicio o la actividad física que se está realizando.
Que nos puede ayudar
Además de una correcta hidratación y recuperación de todas las sales minerales y electrolitos perdidos, los masajes, osteopatía, ventosas o presoterapia nos pueden ayudar, de forma que se aumenta el flujo sanguíneo para contribuir a una mayor recuperación tisular.
En el centro de bienestar En Manos de Nara , te podemos ayudar con estas técnicas y una alimentación sana para poder aumentar el rendimiento deportivo sin molestias.
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