La alimentación hoy en día ha cobrado mucha importancia en el deporte, sobre todo el “cuidarse”, que mucha gente lo relaciona con comer poco para mantener la línea, no desayunar o cenar solo un yogur. Pero lo que no saben esas personas son las deficiencias nutricionales que esto conlleva, además de un riesgo de padecer molestias musculares y enfermedades.
Hay hábitos como el entrenamiento, el calentamiento, el descanso, la alimentación equilibrada, y una buena hidratación, que nos ayudan a mejorar el rendimiento, tener una buena recuperación y lo más importante prevenir cualquier molestia en el cuerpo.
¿Qué puede hacer una buena alimentación?
- Facilitar la llegada de los nutrientes a la articulación y musculatura.
- Favorecer la regeneración muscular y articular después del entrenamiento
- Disminuir la inflamación tras el esfuerzo físico.
- Acelerar la eliminación de radicales libres tras el ejercicio.
- Evitar el sobrepeso y la obesidad.
- Retrasar el envejecimiento celular de los tejidos articulares y musculares.
La hidratación
El agua es esencial en el organismo. Todos los tejidos están formados por agua y es esencial para el correcto funcionamiento de estos. Una correcta hidratación mejora la movilidad de las articulaciones y los músculos. Además de aumentar la flexibilidad, es esencial para que el cartílago articular soporte la presión y se recupere después de las cargas.
Nutrientes para prevenir molestias
Las carencias nutricionales más importantes en deportistas son: hierro, calcio, magnesio, zinc y vitaminas del grupo B. La deficiencia de hierro es la más habitual en el deportista, sobre todo en la mujer. También es notable la carencia de calcio en la mujer, relacionada con el incremento del riesgo por fracturas de estrés. Mantener un correcto peso corporal ayudará a evitar lesiones por sobrecarga. Los minerales y vitaminas pueden obtenerse a través de la dieta o suplementarse en el caso de los deportistas de élite o en situaciones que impidan cubrirlos solo con la alimentación.
¿Y después del ejercicio que hacemos?
Al terminar el ejercicio, es importante ingerir alimento sólido o líquido que aporte una elevada concentración de hidratos de carbono (mínimo 1g/kg de peso) con alto índice glucémico (como pan o patatas).
Las reservas de glucógeno se agotan a la hora y media o dos horas de ejercicio intenso. Por tanto, deben reponerse al terminar. Al ingerir hidratos de carbono tras el ejercicio, los músculos se cargan de glucógeno. Si se tarda dos horas en comer solo se llenan los depósitos a un 50%.
Las técnicas naturales que aplicamos no sustituyen ni excluyen la atención o el tratamiento médico o farmacológico convencional prescrito por los profesionales sanitarios.
Desde en manos de Nara te asesoramos nutricionalmente para prevenir cualquier deficiencia nutricional, y si tienes alguna molestia muscular te ayudamos a aliviarla.